Estamos solo de paso (Carlos Rey)





ESTAMOS SÓLO DE PASO


por Carlos Rey

Por lo general, padre y madre viajan juntos cuando llevan consigo a sus hijos menores. Si viajan separados, es para sacarle partido a alguna circunstancia de la vida. No les cruza por la mente que, a la inversa de lo que ocurre normalmente, la vida misma pudiera sacarle partido a la circunstancia.

Eso fue lo que sucedió en la vida de dos familias diferentes, ambas residentes en Nueva York, que tenían como destino la República Dominicana. Los miembros de las dos familias que viajaron el lunes 12 de noviembre de 2001 en el vuelo 587 de American Airlines no llegaron. Los miembros restantes, que no hicieron el viaje ese día, no pudieron menos que preguntarle a Dios por qué había permitido que ellos se salvaran y que sus seres más queridos perecieran. Aquel trágico vuelo dejó como saldo 265 muertos en el barrio residencial de Nueva York donde se estrelló el avión, entre ellos 175 dominicanos.

El padre de una de las dos familias era Roberto Despradel, guardia de seguridad en un club nocturno de Nueva York. Viajó acompañado de sus dos hijos varones, de uno y cuatro años de edad, mientras que su esposa, Ilsa Beauchamps, se quedó en casa con la hija de seis años. Despradel sólo quería pasar una semana en la República Dominicana con sus padres, para que ellos pudieran conocer a los nietecitos.

La madre de la otra familia era Norma Lilian Valoy Fajardo, hija del popular merenguero Cuco Valoy. Ella viajó en compañía de sus dos hijos varones de ocho y quince años y de su hija de once, mientras que su esposo se quedó en casa solo. Él iba a viajar posteriormente a fin de pasar la Navidad con su familia.

¿Cómo iban a saber la esposa de Roberto Despradel y el esposo de Norma Lilian Valoy Fajardo que ese fatídico vuelo los dejaría a ambos viudos y, por si eso fuera poco, huérfanos de sus hijos varones? Y la hija de Ilsa Beachamps, la única de las dos niñas que se salvó por no haber viajado, ¿a qué o a quién habrá atribuido el haberse salvado: al destino o a Dios?

Al margen de lo que haya pensado aquella niña de sólo seis años, lo cierto es que tanto ella como su pobre madre, como también el yerno de Cuco Valoy y los demás que aún estamos con vida a pesar de la infinidad de tragedias y circunstancias que pudieran haber acabado con nuestra efímera existencia, todos estamos sólo de paso por esta tierra. Lo que nos espera no es pasar apenas una semana en la República Dominicana o pasar las fiestas de Navidad con nuestra familia, sino pasar toda una eternidad con Dios el Padre celestial, nuestro Padre de familia, y con su Hijo Jesucristo, y no en esta tierra sino en el hogar que nos ha preparado en el cielo. Pero todo depende de que nosotros, a nuestra vez, nos hayamos preparado conforme a lo que Dios ha dispuesto para cada uno, haciéndonos hijos adoptivos suyos y hermanos de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. De hacerlo así, todos los miembros de la familia, tanto la terrenal como la celestial, estaremos juntos por la eternidad.

Publicar un comentario

0 Comentarios