Colirio para los ojos (Carlos Rey)





COLIRIO PARA LOS OJOS

por Carlos Rey


Fue un juicio risible, que no llegó a realizarse. Pero dejó grandes enseñanzas morales e higiénicas. Una madre demandó a su propio hijo de diez años ante un tribunal. Lo acusaba de leer a oscuras, bajo las sábanas, alumbrándose con una linterna. «¡Te vas a quedar ciego!», le gritaba la madre.
El juez no acogió el juicio, pero para calmar a la madre la hizo consultar al doctor Marshall Parks, eminente oftalmólogo del Hospital Infantil de Washington, Distrito Federal. Y el eminente oftalmólogo dijo: «No hay ningún peligro de ceguera en un niño que lee libros bajo las sábanas con la ayuda de una linterna. Los ojos humanos son un sistema óptico perfecto, creado por Dios.»
Aquí tenemos un caso que giró en torno al interesante problema del cuidado de los ojos. Cuando consultaron al doctor Parks, señaló un buen número de síntomas que, cuando existen, sí deben llevar al afectado a consultar a un oculista. Esos síntomas son, entre otros: visión borrosa, incorregible con lentes; visión doble; visión intermitente; pérdida de la visión lateral; fogonazos, o haces de luz; puntos o líneas negras por delante; hinchazón en cualquier parte del ojo y diferencia en el tamaño de los ojos.
Cualquiera de esas anomalías en la visión son señales de alarma. Y cualquier persona prudente, si tiene alguna de ellas, debe poner sus preciosos globos oculares en las manos de un experto.
La Biblia también habla de las enfermedades de los ojos, pero les da carácter moral. Habla del buen ojo y del ojo malo. Habla del ojo misericordioso y del ojo insaciable. Habla de los ojos altivos y de los ojos desdeñadores. Y habla de los ojos necios y de los ojos «llenos de adulterio». 1
Habla, además, de los ojos abiertos para ver las maravillas de Dios, y de los ojos ciegos que no ven la gracia ni la salvación. Lo cierto es que la Biblia llama «ciegos» a todos los que hacen caso omiso del amor de Dios y de la gracia de Jesucristo. Estos tienen mucho conocimiento de otras cosas, pero no lo tienen para ver y reconocer la obra salvadora de Cristo.
Para esta última clase de enfermos de los ojos, el Señor recomienda colirio, para que se lo pongan en los ojos y recobren la vista. 2 Ese colirio para los ojos del alma es la fe, que la Biblia define como «la certeza de lo que no se ve». 3 Y esa fe viene como resultado de oír mensajes como este, acerca de Jesucristo. 4

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1 Dt 15:9; Pr 17:24; 21:4; 22:9; 27:20; 30:13,17; Mt 6:23; 20:15; 2P 2:14
2 Ap 3:18
3 Heb 11:1
4 Ro 10:17

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