No es pecar demasiado lo que nos está matando, sino nuestro horario es el nos está aniquilando. Vivimos demasiado rápido y dejamos a Jesús como una manchita que se aleja en el espejo retrovisor. Vivimos la vida en los carriles rápidos, porque ya no tenemos carriles para ir despacio. Un mensaje que te va a hacer parar. Especial para los que tienen ganas de gritar: Paren el mundo que me quiero bajar!
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