Tres show seculares, donde al cantar temas cristianos, literalmente la presencia de Dios cambia la atmósfera del estudio de televisión. En el primero, la conductora se conmueve hasta las lágrimas, en el segundo todo el público se conmueve y en el último, un niño logra la ovación de todos los presentes. Para sentarse en primera fila...y disfrutar.
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