Jacob tiene lo que cualquier hombre en los tiempos de la Biblia anhelaba tener: tierras, esposas, hijos, siervos, ovejas; pero le faltaba el favor y la bendición de su hermano Esaú, y eso bloqueaba su vida. Cuando tienes el favor de Dios pero no tienes el favor de la gente, todo te cuesta el doble, todo requiere de un mayor sacrificio. ¿Y cómo logras que la gente te bendiga de verdad? ¿Qué hacer para recibir su favor, además del favor del Señor? La primera parte de un mensaje que quedará grabado en las tablas de tu corazón.
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