Uno de los milagros más asombrosos que realizó Jesús en el mar de Galilea fue el caminar sobre las olas encrespadas hasta la barca donde estaban sus asustados discípulos, durante una fuerte tormenta. En ocasiones, para poder ver a Jesús en medio de la tempestad de la vida, tiene que darse una tormenta perfecta, pues el milagro está a la otra orilla del miedo. El milagro llega cuando has tocado fondo, cuando crees que estás perdiendo la batalla, siempre y cuando te atrevas a seguir el llamado del Señor a caminar sobre las olas como lo hizo Pedro. No importa si las olas en tu mar de Galilea tengan nombre de problemas económicos, hijos rebeldes, divorcio, juicios, o enfermedades terminales; si bajas de tu barca cuando el Señor te llama, Él te guiará a tierra firme y respaldará tu cuenta corriente en Su Reino.
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