La mayoría de las personas se consideran buenas por su propia bondad y sus estándares, pero los estándares del hombre no son los mismos que los estándares de Dios. No existe otro acto más amoroso que compartir el evangelio con nuestro prójimo. Primero la Ley para exponer el pecado, el cual prepara a la persona para recibir las buenas noticias de evangelio de Cristo.
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