¿Le has pasado alguna vez que por más que quieran no le encuentra respuesta a algún suceso difícil que les ha tocado pasar?, hoy mi mente no ha dejado de reflexionar sobre ello, hubiera querido escribir algo diferente, pero mi mente esta cautiva por esa reflexión y no puedo más que escribir sobre ello.
A veces hay cosas que nos suceden o le suceden a personas cercanas a nosotros que por más que le busquemos, no le encontramos una explicación. Quizá la muerte inesperada de un ser querido, quizá una enfermedad mortal que apareció de la nada, un accidente automovilístico que termino en tragedia u otro suceso que por mas explicación que le busquemos, simplemente no le encontramos.
A veces las personas me hacen preguntas de sucesos difíciles que les ha tenido que pasar y mi respuesta más sincera es: “Realmente no sé por qué sucedió”. Y es que lo más fácil para decir en esos momentos o la típica respuesta es: “Dios sabe porque paso” o “Dios tiene un propósito para eso”.
Pero a veces realmente pasan cosas que simplemente no tienen una respuesta, por ejemplo: En Abril de este año murió en un accidente de tránsito el pastor David Wilkerson, un hombre lleno de Dios, un hombre con una carrera intachable, un hombre que dedico la mayor cantidad de años en su vida para servir a Dios. Personalmente me gusta escuchar sus predicaciones, lo hacía con una pasión tan enorme, que actualmente era de los pocos que predicaban de esa manera, tu corazón se sentía redargüido por las palabras que Dios ponía en su boca, era sin duda un hombre de Dios, pero murió a sus 79 años en un accidente mientras manejaba junto a su esposa, que solo salió lesionada, el no llevaba puesto el cinturón de seguridad.
Cuando me entere de la noticia, tengo que ser sincero, no lo creía, no voy a negar que en mi mente me hice la pregunta: “¿Cómo un hombre de Dios puede morir de esta manera?”. Es allí en donde simplemente no hay una respuesta inmediata a tal suceso y es que no necesariamente todo tiene que tener una explicación, hay cosas que pasan, simplemente porque pasan.
Al reflexionar en todo esto, también Dios me llevaba a pensara sobre la muerte de los discípulos, algunos crucificados también, otros decapitados o la muerte de Esteban apedreado. ¿Tienen alguna explicación?, no necesariamente, simplemente murieron por predicar el evangelio.
Todo esto me lleva a pensar por lo menos tres cosas:
La primera de ella se encuentra en Romanos 14:8 “Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos”. Somos propiedad del Señor, pase lo que pase, somos de Él y estaremos con El por toda una eternidad.
La segunda se encuentra en Juan 6:68 “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. Aun cuando toda vaya mal, ¿A quién más podremos ir si no solo a Él? Jesús nos regala la vida eterna, por lo que es el único camino, la única verdad, y la única vida.
La tercera se encuentra en Romanos 8:38-39 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. A pesar de cualquier cosa nada, absolutamente nada, nos puede separar del Señor.
A veces queremos encontrar una respuesta a todo, quisiéramos explicaciones de todo, queremos que todo sea muy claro, pero habrán momentos en los que por más que le demos vuelta al pensamiento, simplemente no lo vamos a entender, y es allí en donde tenemos que aferrarnos al Señor y tener la seguridad de que somos propiedad suya, que nadie más tiene palabras de vida eterna y que nada ni nadie puede separarnos de su amor.
Y cuando realmente por más que quiera encontrar una explicación o razón a algo y no la encuentro, tengo que refugiarme en el siguiente versículo:
“Hay cosas que no sabemos: esas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero hay cosas que nos han sido reveladas a nosotros y a nuestros hijos para que las cumplamos siempre: todos los mandamientos de esta ley”.
Deuteronomio 29:29 (Dios Habla Hoy)
Amados hermanos, a veces no todo tendrá una explicación instantánea y muchas otras quizá nunca le encontraremos explicación, pero de lo que siempre debes estar seguros es que somos del Señor, le pertenecemos a Él, que El nos ha dado vida y vida en abundancia, por lo que nada nos tiene que separar del Señor, porque aun cuando no comprendamos lo que sucede, debemos de seguir confiando y creyendo en El, porque separados de El nada podemos hacer.
¡Dios es Soberano y sabe lo que hace y lo que permite!
Autor: Enrique Monterroza
Escrito para www.enriquemonterroza.com - www.devocionaldiario.com - www.destellodesugloria.org
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